(Receta tomada de El Delantal Verde)
Ingredientes
200 gr calabaza
4 patatas
50 gr soja texturizada fina
1 cebolla
2 dientes de ajo
1 tomate
1 ramo de brécol (o brócoli)
1 zanahoria
200 gr champiñones
Leche vegetal
1/2 – 1 vaso vino blanco o tinto (opcional)
Nuez moscada
Pimentón dulce (o picante)
Romero
Tomillo
Pimienta negra molida
Aceite de oliva
Sal
Elaboración
Limpia el brécol, y pela y trocea las patatas y la calabaza. Prepara una olla con agua y un poco de sal y cuando rompa a hervir echa primero el brécol, y retira a los 10 minutos. Luego la calabaza, y la retiras. Y lo mismo con la patata. Reserva el brécol, y las otras verduras mezclalas por separado con un poco de leche, aplastándolas, hasta conseguir un puré cremoso pero consistente, no muy líquido.
Mientras, pon a remojar la proteína de soja (o soja texturizada) con un poco de vino.
Pica la cebolla, el ajo y la zanahoria, y rehógalo en una sartén con una cucharada de aceite,a fuego lento. A los 5 minutos, añade el tomate pelado y troceado pequeño, los champiñones igual, el pimentón y el resto de las especias, al gusto. Agrega la soja con el caldo, y corrige de sal. Deja cocer, a fuego medio, unos 15 minutos más, sin dejar de remover. La idea es que se reduzca el líquido todo lo posible, se mezclen bien los sabores, y se ablanden los ingredientes.
Enciende el horno a 190º C para que se vaya precalentando.
En una fuente para horno, engrasada con una pizca de aceite, pon el puré de patatas como una capa extendida en el fondo, encima otra capa con la soja y las verduras guisadas, y una tercera con el puré de calabaza. Entierra las ramitas del brécol arriba, y hornea, a esa misma temperatura, durante 30 minutos.
A la hora de servir, hay que tener cuidado, porque es fácil que se desmorone un poco si está demasiado caliente.
Variación
Si este plato van a tomarlo niños, y prefieres prescindir del vino, puedes sustituirlo por caldo vegetal.
Sugerencia
Si te sobra un poco, puedes conservarlo perfectamente en el frigorífico, bien tapado. Tomado al día siguiente, está aún más rico si cabe, y al calentarlo esta vez no pierde la forma de “lasaña” inicial que tiene.